Fernando Mafé, activista y portavoz del colectivo Valencia en Bici, reclama una estrategia seria para sacar coches del centro de la capital y potenciar los dos pedales
Entrevista aparecida en el periódico El País el 21/12/2014
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/12/12/valencia/1418406742_829201.html
Cuando un ciclista tiene que circular por las avenidas de Pérez Galdós, Peset Aleixandre o Cardenal Benlloch se la juega. Que pongan un carril bici entre la avenida del Cid y el centro o construyan un anillo ciclista en la ronda interior es simbólico pero ayuda.
El Gobierno local de Valencia ha anunciado después de años de titubeos que la ronda interior de la capital tendrá carril-bici, una reivindicación que Valencia en bici, un colectivo de ciclistas urbanos surgido en los 90, convirtió en bandera. Comparten el ideario ecologista de Acció Ecologista-Agró y ha conseguido en unos años dar visibilidad a la bicicleta en una ciudad ideal para pedalear. Fernando Mafé, técnico sociocultural y diseñador gráfico, es activista de Valencia en bici y desde este colectivo reclama una estrategia seria para sacar coches del centro de la capital y potenciar los dos pedales. Dice que la red ciclista de la capital es un revoltijo de tramos.
Pregunta. Valencia tiene fama de ser una ciudad tomada por los coches. ¿Coincide?
Respuesta. Los es, es una pena. Es necesario un reparto modal más equitativo porque todos saldríamos ganando. De nada sirve tener la calle llena de coches porque estamos en un atasco permanente, cabreados y buscando desesperados un sitio donde aparcar. En cambio, si el reparto es equitativo [con otros modos de transporte], quien se vea obligado a coger un coche, circulará mejor. No lo digo yo, lo dicen prestigiosos urbanistas. Podemos llamarlo ciudad 30, ciudad calmada o pacificación del tráfico pero de lo que se trata es de sacar coches de los cascos urbanos.
P. El Gobierno de Rita Barberá hará por fin un anillo ciclista en la ronda interior y creará 15 nuevos kilómetros de carriles bici. Eso es ¿mucho, poco…?
R. Tienen un carácter más simbólico que efectivo pero no dejan por ello de tener valor. El ayuntamiento le dice a la comunidad ciclista que ha pensado en ellos. Además del golpe de efecto, tiene cierta utilidad y la tendrá en un futuro si esa es la política que se seguirá indistintamente de quien esté en el gobierno.
P. ¿Dónde son necesarios nuevos carriles bici?
R. No hacen falta en todos los sitios. Sería absurdo en un barrio como Russafa, El Carme o infinidad de calles pequeñas. No se puede ni se debe. Sin embargo, cuando un ciclista tiene que circular por las avenidas de Pérez Galdós, Peset Aleixandre o Cardenal Benlloch se la juega. Que pongan un carril bici entre la avenida del Cid y el centro o construyan un anillo ciclista en la ronda interior es simbólico pero ayuda. Entre los usuarios hay opiniones diferentes; hay a quienes les parece bien y a los que no. Pero esa presencia simbólica debe continuar en el resto de avenidas y también en las grandes vías de Valencia.
P. Los grupos políticos de la oposición se quejan de que la red ciclista de Valencia está deslabazada. ¿Exageran?
R. No, no es homogénea. Cada tramo está hecho de un material, tienen anchuras diferentes; unos discurren por la acera y otro por la calzada, unos están pintados y otros no. Es como si cogieras los restos de todos los paquetes de pasta que tienes en la despensa de casa y los juntases; así es el carril bici de Valencia, desordenado. Y no siempre es por una cuestión técnica sino por la falta de estrategia.
Desde los primeros carriles bici, a finales de los 80, hasta ahora no ha existido una estrategia ni una apuesta seria por la bicicleta. No hay orden ni concierto en la planificación. Es la percepción de la mayoría de usuarios. Un ejemplo de lo que digo es el servicio de Valenbisi: desembarcó en Valencia con 3.000 bicis y mucho bombo pero se produjo lo que anticipamos y es que la ciudad no estaba preparada para eso. La bicis subían a las aceras, hubo enfrentamientos, conflictos, campañas de multas…Curiosamente, en las ciudades más bicicleteras, como Amsterdam y Copenhague, la bicicleta pública llegó al final del todo, cuando la red de carriles bici ya estaba hecha. Cuando construyes un edificio, primero haces la base, no el tejado. Pero bueno…, la bici está ahora en un buen momento y hay que aprovechar para dar un salto y generar un modelo de movilidad más sostenible.
P. En este tiempo de auge de la bici, ¿cuántas ruedan por la capital?
R. Hay unos 70.000 u 80.000 movimientos diarios de bicicletas. Son cifras buenas para una ciudad como Valencia. Son gente que usa la bici para bajar al río, ir a trabajar o a estudiar. El Ayuntamiento tiene en los carriles bici unos sensores aforadores pero los datos no se vuelcan en la web municipal. No son públicos.
De todos modos, hay un hito importante en el desembarco de la bicicleta en Valencia y es la consolidación del campus universitario de Tarongers y de Burjassot. La comunidad de estudiantes, la de profesores y los Erasmus han hecho muy visible la bicicleta.
P. ¿Se ha aliviado el ‘mal rollo’ del principio entre ciclistas, coches y peatones?
R. Ha mejorado la convivencia respecto a dos años atrás. Valencia no es de las peores ciudades. En Zaragoza, por ejemplo, hay un colectivo peatonal muy beligerante con los ciclistas. Pero en Valencia no llegamos a ese punto, entre otras cosas porque es una ciudad que la usa mucho para circular por la huerta, la playa o el antiguo cauce. Valencia en bici ha compartido su experiencia en redes sociales con los nuevos ciclistas.
P. Recuerdo que hace dos años se multaron a los ciclistas con hasta 500 euros. ¿Sigue así?
R. Las multas funcionan a través de campañas, luego son muy puntuales. Hay mucha desinformación entre los propios agentes. Tu vas por el carril contiguo al del bus en las calles de la Paz o de Colón y todavía hay policías que se acercan a ti y te dicen que circules por el carril bus, cuando la ordenanza dice que no puedes ir por una vía reservada al transporte público. Hay poco cariño hacia estas cosas. La plaza del Ayuntamiento te lo dice todo: es una plaza donde no se ha intervenido en veintitantos años; es una autopista de muchos carriles y no hay límite siquiera de 30 kilómetros. Eso dice mucho sobre el modelo de movilidad de esta ciudad.
P. Valencia en bici ha reivindicado el anillo ciclista en la ronda interior y el Ayuntamiento ha accedido. ¿Pacificará el tráfico del centro de la capital?
R. No creo que lo pacifique, pero si conseguirá que la bicicleta sea muy visible. Hay mucha gente que se mueve en torno a esa zona: está el campus de la universidad católica, institutos, la Biblioteca, todos los grandes museos de la capital y también el área comercial.
P. ¿Cómo debería ser?
R. No he visto ni una infografía del proyecto municipal, pero tiene que tener un mínimo de tres metros de anchura porque es un carril que se usará no solo para transportes individuales sino para tours de turistas en bicicleta. Y tiene que ir separado de los coches. Hay que tener en cuenta que la calle Guillem de Castro tiene hasta ocho carriles de tráfico, por lo que quitarle dos para la bici no representa nada. No sirve cualquier diseño, tiene que ser uno con vistas a un futuro, con la idea convertir la ronda de coches en un anillo ciclista y peatonal.
En ciudades como Nueva York se está haciendo en grandes avenidas. Allí se intervino en Time Square, donde intervinieron sobre el espacio que iban a reurbanizar, haciendo una prueba. Colocaron bancos, mesas, sillas y cortaron las calles al tráfico. En Berlín también hay experiencias parecidas. En Valencia sería una buena estrategia.
P. El Gobierno local sigue negándose a un carril bici en las grandes vías por una cuestión de seguridad. ¿Pensáis igual?
R. No lo compartimos. Es el mismo argumento que utilizaban para rechazar el anillo interior ciclista, que ahora van a hacer. La ronda interior es circular, con infinidad de accesos y muchos elementos históricos. En cambio en la gran vía es muy sencillo, son dos rectas. No es complicado, lo que no hay es voluntad. Y lo que es una auténtica barrera es el túnel de las grandes vías. Sería mejor una pasarela elevada como han hecho en Sagunto.
P. ¿Cuál son las siguientes batallas de la bicicleta?
R. El cambio de modelo de movilidad en Valencia. Superar que se use el coche para todo.
P. ¿Qué le viene a la cabeza cuando el concejal de Circulación habla de Valencia como la Amsterdam del Mediterráneo?
R. Me hace gracia. Amsterdam lleva desde el año 73 implementando políticas para incentivar la bicicleta porque hubo muchos atropellos de niños [por automóviles] en una época determinada. La ciudadanía holandesa, los alternativos de la época, salieron en masa a la calle y se añadió la crisis del petróleo. Se sentaron a negociar y cambiaron el modelo. No lo hicieron de la noche a la mañana. Y en Copenhague ocurrió algo parecido.
P. Entonces, Valencia, ¿suspende como ciudad ciclista?
R. Sin ninguna duda. Ahora vamos a por el aprobado pero nuestra idea es sacar matrícula de honor.